domingo, 22 de mayo de 2011

El escenario latinoamericano


Latinoamérica exige honestidad y gestión eficaz para aprovechar el actual escenario.


Pese a la problemática actual, el mundo sigue aportando dos pilares fundamentales para la bonanza económica local y regional: altos precios de las materias primas y abundante liquidez global.

La recuperación económica mundial sigue lentamente su curso, liderada por economías emergentes como China e India, demandantes de materias primas, las cuales crecerían en 2011 un 9,6% y 8,2% según las últimas estimaciones del FMI.

Asimismo, los países desarrollados continúan mostrando avances, aunque la mejora es lenta y el desempleo sigue alto, lo que garantiza una política de bajas tasas de interés hasta entrado el año 2012. Europa crecería 2% en 2011, con Alemania y Francia a la cabeza, mientras que en la última semana debió anunciarse un rescate a Portugal, con el fin de evitar que dicho país arrastre a las economías europeas más frágiles a una nueva crisis. En Estados Unidos, por su parte, se conjugan límites políticos y económicos para una expansión fiscal, dejando en soledad a la política monetaria para impulsar a la economía norteamericana, que se estima crecería este año un 2,8%.

Latinoamérica aparece, así, como uno de los principales beneficiados por el actual contexto económico mundial. La robusta demanda china y los altos precios de las materias primas vienen impulsando las ventas externas, mientras que un masivo ingreso de capitales (en búsqueda de altos rendimientos) financia parte del crecimiento de la demanda interna y alienta un aumento del crédito doméstico. En este marco, tras expandirse 6% el año pasado, se prevé un crecimiento de entre 4,5% y 5% para la región en 2011.

Así, aunque suene paradójico, hoy por hoy el principal desafío para los países de América Latina pasa por administrar la bonanza externa. Buena parte de las economías se encuentran creciendo a un ritmo elevado, con niveles productivos que las ubican cerca de su potencial. Como resultado, la creciente demanda interna impulsa las importaciones y presiona sobre las cuentas externas, a la vez que las subas en los precios internacionales derivan en presiones inflacionarias que gatillan crecientes demandas salariales. Más allá de las diferencias de niveles, cualquier similitud con Argentina no es pura coincidencia. 

Pero hace falta sensatez, criterios de austeridad y abstención de la tentación del derroche en tiempos políticos para administrar esta particular y venturosa coyuntura.

Honestidad y buena gestión son, por el momento, requisitos escasos en esta tierras. 

Jorge Taboada

23 de Mayo de 2011

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