viernes, 29 de julio de 2011

Una difícil decisión.

El mundo pendiente de Washington.


Estados Unidos, el país que siempre privilegió la certidumbre  política y económica y lideró la solución a las peores crisis mundiales, esta alargando innecesariamente la resolución de una situación jurídica con implicancias económicas y geoestratégicas que superan cualquier supuesto imaginado.

La consecuencia obligatoria de sumergir al mundo en un grave período de incertidumbre económica y geopolítica no está siendo dimensionado por políticos, funcionarios y legisladores que están privilegiando los resultados de las elecciones del 2012, y las decisiones actuales que incidirán en ese proceso electoral, antes que el prestigio de la nación a la que pertenecen, sin mencionar que además les brinda un muy buen pasar y la oportunidad de un "cursus honorum" extremadamente prestigioso. 

Las dos cámaras del Congreso  evidencian  incapacidad para llegar a un acuerdo que evite la suspensión de pagos mediante una ley que incremente el monto de la deuda que el estado americano puede contraer.
La recomendación de el ex presidente Clinton sobre un "per saltum" que utilice la decimocuarta enmienda como vía para evitar  la decisión  legislativa, ha sido descartada por el presidente Obama  ya que no dispone del liderazgo suficiente como para imponerla.

El país se encuentra, como consecuencia, a la espera de un acuerdo, todavia hoy remoto, que le salve del cataclismo que puede representar un default de la potencia que domina la economía mundial. El acuerdo tiene que llegar antes del 2 de agosto en la forma de un acuerdo parlamentario.

Tanto republicanos como demócratas dicen ser conscientes de la trascendencia de este momento pero con las cifras de la economía que llegaron hoy, y que incluyen una baja sustantiva de la confianza del consumidor segun el informe de la Universidad de Michigan y el anuncio de un modesto crecimiento anual del país del 1,3%, no parecen entender la gravedad del momento. Una recesión local, y por ende global, sería sólo  una parte de las graves consecuencias.

Obama, a pesar de no ser muy firme en sus decisiones, fué claro en su expresiones. Dijo "hay muchas crisis en el mundo que no somos capaces de evitar, huracanes, terremotos, tornados, ataques terroristas..., esta no es una de esas crisis". Es claro que en este caso es  una crisis achacable a la incapacidad de la clase política de Estados Unidos que generó esta situación y que no es capaz de resolverla con la dignidad que el pais exige.

"Hay demasiado en juego como para perder un solo minuto más, el último tren está saliendo de la estación", afirmó John Reid, líder demócrata del Senado. Sin embargo pasan los minutos, las horas y los días sin solución. La estación del tren está desierta. 

Las encuestas de imagen del presidente Obama han bajado a su mínima expresión con esta crisis, tocando el 40 %.

Es posible que esta baja de imagen se extienda a otros políticos renuentes a ceder posiciones para una salida rápida y digna, postergando especulaciones políticas electorales. Quizás el bumerang de la política cobre nuevas victimas.

La majestuosidad de la ciudad de Washington es un ámbito ideal para generar conductas mas acordes con los intereses y necesidades de los ciudadanos, no ya sólo estadounidenses, sino de todo el mundo ansiosos de tener un horizonte definido para decidir sus vidas y sus patrimonios.


Jorge Taboada

29 de Julio de 2011

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